La gran experiencia y conocimiento sobre planeamiento urbanístico de Felipe Iracheta, quedaron en evidencia en la charla que ofreció en la noche del jueves 7 en CEBAG. El arquitecto, fue durante más de un cuarto de siglo, responsable de la Sección de Planeamiento Urbanístico de la Dirección General de Urbanismo de la Comunidad Autónoma de Murcia, en la que se tramitaban los planes urbanísticos de todos los municipios.
Iracheta hizo una breve introducción sobre la legislación del suelo desde lo que él llamó la “historia antigua” hasta la situación actual, en la que, según manifestó, todo es urbanizable salvo que este protegido.
También comentó a continuación cual había sido el origen de los convenios, así como que estos se habían utilizado para modificar la normativa urbanística y aumentar la edificabilidad.
Repitió Felipe Iracheta varias veces a lo largo de su charla, que “los convenios eran innecesarios” porque ya prácticamente todos los terrenos eran urbanizables, aunque –según manifestó– los convenios si sirvieron para sectorizar el suelo.
Se preguntó el arquitecto públicamente “¿Dónde está el dinero de los convenios de Totana?” Porque –según aclaró– los importes recaudados por los convenios se tenían que haber reservado en unas cuentas, para destinarlo a la construcción de las infraestructuras e inversiones vinculadas a los convenios.
También manifestó el arquitecto sus dudas sobre quien vaya a financiar finalmente los 150 millones de euros del coste de los cinco planes de infraestructuras previstos en el Plan de Totana.
Iracheta fue muy crítico con el Plan de Ordenación Urbana de Totana, al que calificó como “inviable, no fiable y bajo sospecha”. A la vez que manifestó sus dudas de que se aprobase el Plan por la Comunidad Autónoma porque, según declaró –caso de aprobarse– tenía tantas deficiencias, que cualquier recurso podría prosperar ante los Tribunales.
Según planteó Felipe Iracheta, la única forma de hacer viable el Plan de Totana era retrotraerlo a la aprobación inicial y someterlo a un proceso de participación democrática de todos los sectores implicados, consensuado y avanzando paso a paso “partido a partido”, según comentó, sobre los distintos aspectos del Plan.
Se mostró crítico también Felipe Iracheta con la posibilidad de edificar y fraccionar excesivamente el suelo destinado a la agricultura, con viviendas unifamiliares en 2.500 en regadío o 5.000 mts. en secano, salvo que esas edificaciones estuviesen justificadas por su vinculación a la actividad agraria.
Respecto del casco urbano y la problemática de la pérdida de alturas y la consideración de miles de edificios como fuera de ordenación, se mostró contundente al afirmar que: “ningún edificio puede estar fuera de ordenación si está construido legalmente”.
A la vez que manifestó que la tendencia es a hacer ciudades compactas y no dispersas y que si hay que tener densidad en el casco urbano pues se planifica densidad, siempre que se prevean y provean los servicios públicos y zonas verdes necesarias.
Finalmente reiteró Iracheta, a preguntas de alguno de los asistentes, que la única posibilidad de reorientar el Plan de Totana, era someterlo a la participación democrática de todos los ciudadanos y definir entre todos el modelo de desarrollo y de ciudad al que se quiere ir. Y –según manifestó– a partir de ahí, con total transparencia, paso a paso, “partido a partido”, ir definiendo y consensuando las directrices de los distintos aspectos del Plan (casco urbano, núcleos rurales, infraestructuras, convenios, zonas rústicas, etc.).
Tras de la charla se produjo un animado coloquio en el que el arquitecto Felipe Iracheta, contrastó o matizó con algunos de los asistentes, su posición y opinión sobre diversos aspectos del Plan.